lunes, 14 de noviembre de 2011

Tarde de recuerdos


 Aprovechando el solaz refugio
de una tarde gris,
quise entretener al reloj
asomándome a las pequeñas
ventanas de mis recuerdos.

Uno a uno fueron pasando.
Uno a uno, me fueron dejando
el tributo de la felicidad.
Me vi desojando margaritas
donde todas eran síes.

Casi a punto de desojarlas todas,
mis ojos, añorantes del tiempo pasado
se detuvieron caprichosos.

¡Que bella estampa la mía
arrullando a mi nieto!

Mi hijo mayor que nos mira,
sonríe.
Y yo absorto en la imagen
levito extasiado, y vuelo.

Me voy a buscar en los años,
a un hombre curtido y viejo.
Hombre de pocas caricias.
Hombre de mucho respeto.
Pero hombre
que en aquellas noches frías,
cuando yo era chico;
con mucho cariño,
con sus piernas
calentaba las mías en el lecho.

¡Era mi abuelo!
Y tengo en mi mente
no solo esos días.
La foto,
que ahora a mirar yo acierto,
me ha traído de nuevo a mi pueblo.
Pero esta vez era yo quien miraba
Era yo quien miraba a mi abuelo.
que con el mismo cariño
con que tengo a mi nieto,
el tenía a mi hijo mayor
en sus brazos y le daba consuelo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario